Parecía que era una broma más de Chávez,
cuando la consternante noticia de que padecía un cáncer nos llegó en su propia
voz. Nada, ahorita nos va a contar que no es cierto, pensaba, y anunciará quizá
un programa más de los tantos que ya se ponían a favor de la gente humilde de
su Venezuela querida, que tuviera que ver con esta epidemia mundial para la que
aún no se encuentra una cura.
Pero el hombre alegre, fornido, militar de
carrera y por ende entrenado para las situaciones extremas, no llegó a la meta
de la vida en la dura carrera que contra el mal desarrolló, desde que un dolor
agudo le avisara que estaba ahí, en su organismo.
Sin embargo, los venezolanos siguieron junto
a él la marcha que se había iniciado desde mucho antes, cuando el propio Chávez
tomara la firme determinación de hacer de aquel país, uno digno, donde la gente
tuviera acceso a los servicios básicos y la vida valiera la pena emprenderla
cada mañana, donde los muchos recursos naturales y materiales fueran a parar a
todas las manos y no a unas pocas.
Todavía nos parece una broma que este hombre
enorme no esté, con la camisa roja y la boina del mismo color, con el corazón
también rojo, encendido por toda la
América y mucho más allá, uniendo al continente expoliado y
saqueado por siglos y siglos.
Y es verdad no está, ya no escucharemos más
sus encendidos discursos, colmados de himnos y canciones, sus plegarias… pero
quedan sus ideas, el ejemplo, y el enorme deseo de unirnos y empujarnos a la
vida en el que no cejaremos jamás, va por ti Chávez.
Esta foto me recuerda la Cumbre de PetroCaribe en Cienfuegos y la alegría que nos dio aquella cobertura. Hubo un momento en que alguien dijo se bajaría junto a la estatua de Benny Moré, en el Prado y allí estuve, tras una reja guardavecinos en un segundo piso, por muchas horas, enfocando el sitio.
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