miércoles, 20 de mayo de 2015

Pascual, un loco bueno




En la madrugada del jueves 21, un día después de publicado este trabajo, fallecía Pascual, una de esas figuras imprescindibles de cualquier ciudad, ícono de la demencia, aquel siempre seguido por una estela de muchachos preguntones, él con su eterno hilito de algodón dando una y otra vuelta entre sus toscos índices y filosofando acerca de estrellas y cometas mientras miraba al cielo. Tal vez tras la estela de uno de ellos marchó apacible el loco más querido de Cienfuegos, a quien el periódico local de Cienfuegos, en caprichosa coincidencia, había dedicado la página 8 de esta edición impresa todavía en fragua, para ponderar esos 20 últimos años, en sus casi siete décadas de existencia, entre los mimos y cuidados de un profesional colectivo de la salud. A continuación el trabajo:

Si usted pregunta en Cienfuegos quién es Pascual Fundora Valdés, nadie o casi nadie reconocería por ese nombre al loco Pascual, un personaje imprescindible de la ciudad. Acaba de cumplir los 69 años y se encuentra recluido en el Hospital Psiquiátrico Docente del territorio, desde el 15 de diciembre de 1994.
  Nos lo trajeron de vuelta a la memoria las redes sociales, increíble, cuando Ildefonso Igorra López, periodista del “CINCO”, en visita de trabajo, lo encontró allí, le hizo unas fotos y la respuesta en Facebook  fue impresionante. De inmediato, muchos de los arraigados cienfuegueros —quienes viven fuera de Cuba—, sintieron la nostalgia por su ciudad al reconocer en las instantáneas al bueno de Pascual.
  Ya está enfermo, no puede articular palabras, pero está cuidado, limpio y es muy querido y famoso entre los trabajadores de una institución que apuesta, a pesar de los tiempos duros, al cariño y la humanidad.
  El pasado domingo, día de su cumpleaños, los hermanos Novo, cronistas musicales de la ciudad; y el Dr. Mandy Álvarez, músico, poeta y médico que desanda las calles con su guitarra a la espalda; visitaron a Pascual, y le cantaron su canción. ¡Qué lindo regalo para el alma, cuando alguien se molesta un domingo, sin siquiera engordar el ego, porque ya Pascual apenas reconoce a sus semejantes! Sin embargo, cuenta Roberto Novo, que sus ojos brillaron de un modo especial al escuchar la canción.

Por el Prado viene y va sin ninguna dirección
tal parece que anda tras una estrella que cayó, serenamente.
Y navega el Bulevar siempre sólo y sin reloj
repitiendo sin parar su más nueva conclusión
su más fantástica verdad, su límpida imaginación, su voz
...y navega el Bulevar...
Quien lo sabe le da en paz un saludo sin temor
sin mendigo ni piedad ni apellidos ni señor, como si nada.
Como para no faltar en la magia bajo el sol
le escondemos bien la edad donde sabe el corazón
que un día se queda la ciudad
nadie le tenía ni miedos ni lástimas.
Sin su loco bueno, dónde tendrá luego una maravilla igual
sin su mariposa, qué historia famosa
va a pintar el vuelo de un cuento de abuelos
qué te va a pasar ciudad, cuando caiga ese aguacero
cuando escampe cada enero, sin Pascual.
Fue el primero en grabar en los estudios Eusebio Delfín
Disparate de mi mar pon a salvo esta canción
con tus hilos de soñar
si es que sueñas el amor que te debemos
no te quiero ir a buscar sin mi niño que nació
que te sepa donde estas, donde sabe el corazón
que un día se queda la ciudad
...una maravilla igual...
Sin su loco bueno, dónde tendrá luego una maravilla igual
sin su mariposa, qué historia famosa
va a pintar el vuelo de un cuento de abuelos
qué te va a pasar ciudad, cuando caiga ese aguacero
cuando escampe cada enero, sin Pascual
sin él.
  Las nuevas generaciones no le conocieron, pero muchos sí, recuerdo que le hacíamos toda clase de preguntas sobre cultura general y siempre las respondía. Era un loco erudito y noble, pacífico e imprescindible en la anatomía de una ciudad como Cienfuegos, porque siempre habrá que mencionarlo. Porque Pascual es parte del entramado social de esta urbe marinera.

Nota: la foto fue tomada de internet y sobre ella el crédito de su autor.

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