El de ayer amaneció lluvioso en toda la geografía nacional, nos levantó la costumbre, y ya a las 7:00 AM, caían gotas que presagiaban aguacero. Sin embargo, aunque hubo bajas en la convocatoria los esenciales fueron, desfilaron, enarbolaron banderas y hasta se quedaron a bailar en la Plaza, como es costumbre en casa ocasión.
El mar que es paisaje de fondo, resultó cubierto con otro mar de paraguas multicolores, las pancartas se despegaron por la humedad, pero el desfile no perdió colorido, por el contrario, fue testigo de la perseverancia de nuestra gente. No hubo reclamos a pesar de las carencias, ni poses; la gente fue el propio contexto de las circunstancias y coyunturas; y faltaron los carteles de REGRESEN YA, porque el motivo principal de la fiesta fue tenerlos en casa.
Pero no me asombra nuestra gente, esa que puede parecer ridicula cuando abundan los cambios de casaca, esa misma gente que no necesita reconocimientos ni guiños del jefe, esa que es trasparente y clara, se le precise o no.
Y en verdad, resultó un 1ro. de mayo distinto, se perdieron el orden y la mesura, pero cada cual supo ocupar un puesto y resultó la más espontánea, feliz y mojada de las marchas. No habrá listas de asistencia ni certificados de participación, la mediocridad no tiene espacio en el primer aguacero de mayo vestido de pueblo, porque tras él todos serán más lindos.
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