Cada ciudad puede ser otra,
cuando el amor la transfigura
cada ciudad puede ser
tantas, como amorosos la recorren...
...y el amor viene y va y
regresa
y la ciudad es testigo
de sus abrazos y crepúsculos
de sus bonanzas y aguaceros.
(Mario Benedetti)
Dicen que cada ciudad guarda
su propia historia y que sus hombres la comparten hasta con los del más allá...
si es que existen. "La cienfuegueridad entra por el olfato. Quien no sea
capaz de olerla, se pierde su esencia. Es el olor de la ciudad, de sus calles,
su bahía y también de la gente. Es una actitud que marca la diferencia con el
resto de las poblaciones de la
Isla: somos cubanos, somos cienfuegueros, somos iguales y
diferentes; somos diferentes desde la misma arquitectura, desde el trazado
urbanístico, caso atípico entre las urbes cubanas y eso ejerce su influencia
sobre la gente, impone el sello distintivo. Los cienfuegueros se parecen a su
ciudad. Ahí radica la cienfuegueridad; es la vinculación entre la ciudad y sus
habitantes, una relación de amor mutuo, difícil de explicar", declara Emma
Sofía Morales, una sureña rellolla.
Para los que habitamos en
Cienfuegos, esta porción de tierra del centro sur de Cuba, el gentilicio lo
asociamos a una urbe límpida y bella, de rectilíneas calles de trazado
neoclásico y rodeada de un apacible mar azul. También viene a calificar a
personas orgullosas de su lugar de origen.
Son muchas las
peculiaridades atribuidas a los pobladores de esta ciudad. Se cuentan, según
artistas que visitan la ciudad, entre los públicos que menos aplauden, mientras
que otros los enmarcan entre los más cultos y entendedores. La verdad es que el
cienfueguero se enorgullece de su teatro principal, el Tomás Terry, y quienes
lo frecuentan le tienen como una plaza cultural "de clase".
Orlando García Martínez,
intelectual muy vinculado a la historia local y presidente de la Unión de Escritores y
Artistas de Cuba (UNEAC) en el territorio, define a sus coterráneos desde su
óptica: "Los cienfuegueros tienen quizás lo esencial del cubano. Y a su
vez tienen incorporado un sentido de pertenencia que les da una particularidad
y a diferencia de otros, no es regionalista. La gente dirá: no estoy de
acuerdo. Pero desde su propio nacimiento Cienfuegos es una ciudad que ha sabido
poner al diálogo tradición con modernidad.
"A diferencia de otros
proyectos fundacionales o colonizadores, las personas que fundaron la ciudad
vieron realizados su sueño en muy pocos años y eso permitió que aun cuando no
hubiese nacido en Cienfuegos, siempre el que está aquí se sienta parte de esta
región, de este concepto de pertenencia o idea de arraigo en el lugar. Ese
sentido de cienfueguero no puede circunscribirse al hecho de haber nacido en esta
linda ciudad, sino a la manera en que se han insertado a esta sociedad".
A su aniversario 196 de
fundada, hoy 22 de abril, la ciudad de Cienfuegos no es solamente reconocida
por sus habitantes. De ahí que el Centro Histórico Urbano sea Patrimonio Cultural
de la Humanidad.
"La vida de la Perla
del Sur es un libro abierto que está escrito con mucha cultura. Nace de la
necesidad de crear un ambiente ideal donde se desarrollara el hombre del siglo
XIX. Cienfuegos brilla dentro de la constelación del patrimonio mundial de
Latinoamérica como esa ciudad donde las ideas de modernidad, mejoramiento
humano y la expresión de sus fundadores alcanzan un lugar cimero; sirva
entonces todo para comprometernos con ella, amarla y quererla, para que nos
acompañen por siempre, pues es un regalo de los dioses", declara Irán
Millán Cuétara, de la Oficina
del Conservador, si no rellollo, un cienfueguero imprescindible. Su empeño
profesional y persistente profesionalismo hacen renacer la ciudad.
Una de las cuestiones que
más impresionan de los cienfuegueros es su arraigo. Aunque vivan en Cabagán
siempre reconocen ser un citadino. Y es que Cienfuegos engloba esa suerte de
haber nacido en un lugar especial.
Mirtha Luisa Acevedo
Fonseca, investigadora de temas históricos, coincide en afirmar que "la
cienfuegueridad no es un sentimiento ni un sentido de pertenencia, es una
actitud ante la vida ligada indisolublemente al mar, el mar como paisaje, como
espacio para la contemplación y el recreo, es sentir que desde cualquier esquina
puedes llegar al mar; saber que para construir la agradable zona de Punta Gorda
hubo que quitarle un pedazo al mar,y si la ciudad crece, lo hace alrededor de
él, así sucedió con Junco Sur. El Malecón es un banco para descansar mirando el
mar y es un paseo inolvidable atravesar la bahía. También es música, en
cualquier casa cienfueguera hubo un piano, se aprecia en el bien hablar, el
buen vestir, siempre mirando a la prosperidad. Es sinónimo de orgullo, donde
quiera que estés dejas que cada quien confiese donde nació; y finalmente
levantas la mirada al aire y dices: 'yo, yo soy cienfueguera' ".
Para el escritor e
investigador Fernando Carr Parúas, quien no es cienfueguero, pero está casado
con una, la cienfuegueridad está en saber que es la ciudad con el Prado más
largo de Cuba, la más limpia y mejor trazada, con un hermoso malecón y anotar
en el léxico cubano los cienfueguerismos tales como "pejero" o
"pejerismo", llamarle "perezoza" a los imperdibles, o
"tacacillos" a las prendas íntimas masculinas, o decir dejó la puerta
"espernancada", eso es cienfuegueridad.
Al revisar la historia de
esta provincia y la de los hombres que conformaron la lista de los primeros
recién llegados salta a la vista una conclusión irrefutable: los colonos que
vinieron a fundar la villa no eran analfabetos y tenían una cultura.
"Cienfuegos es la
ciudad más chica del territorio cubano y sin embargo, es una de las provincias
que se escoge como referente para muchas cosas. Cienfuegos no gana en pelota,
pero gana en fútbol. Siempre ha sabido orientarse hacia el desarrollo. No es
casual que ganemos en esa disciplina, fíjate que es el deporte más
universal", sentencia Orlando García.
Entre el numeroso sector de
cienfuegueros que aman, diríamos sin mesura, a su ciudad, al punto de que sus
amigos le reconocen como el presidente de los cienfuegueros rellollos, se
cuenta el Dr. Alfredo Espinosa Brito. En torno al tema de la cienfuegueridad y
si lo considera o no una característica, comenta:
"Modestamente pienso
que Cuba es, a la vez, una mezcla sui generis y un gran crisol de culturas, lo
que, en el caso de Cienfuegos, se expresan con características especiales. Aquí
podemos encontrar un rico y atropellado "collage" -en el tiempo y en
nuestro espacio- a Maroya, Guanaroca, Caunao, al Padre Las Casas, el indio
Juan, Mari Lope, la Dama
Azul, Don Luis De Clouet y sus colaboradores, Tomás Terry y
sus contemporáneos, la bahía, el puerto, el ferrocarril y las lomas, la Sociedad Filarmónica,
el primer Colegio Médico de Cuba, imprentas y periódicos, nuestros generales de
la Independencia
(desde Jolé al general Candela) y sus tropas, Luis Pernas, el Jardín Botánico
de Soledad y el primer ingenio azucarero americano, el tercer Obispado del
país, la primera escuela de enfermeras fuera de La Habana, el Observatorio de
Montserrat, Alfredo Méndez, huelgas y congresos obreros, grandes músicos y
trovadores (Eusebio Delfín, Portabales, Marcelino Guerra, la orquesta Aragón,
Benny Moré, José Ramón Muñiz, la Luna Cienfueguera), Enrico Caruso, Luisa Martínez
Casado y Arquímides Pous, la rumba de cajón, los bembés, el Ateneo,
Radiotiempo...
"Los colegios y las
escuelas (públicas y privadas, laicos y religiosos, con un amplio diapasón,
pero todos dignos de recordar), el Cienfuegos Baseball Club (campeón con
Marrero al frente) y el Club Cienfuegos de pelota profesional (único equipo con
nombre de una ciudad fuera de La
Habana), las Regatas, el Casino Español, el Yacht Club y Club
Minerva (también las divisiones entre blancos y negros en el Prado y en el
parque Martí), las Ferias Agropecuarias e Industriales, las Asociaciones de
comerciantes, el Sindicato de Carreros y Vendedores de Las Villas, las
comparsas de los Chucheros, los Moros Azules y los Príncipes de la Caridad, Bienvenido
Rumbaut y Carlos Rafael Rodríguez, Juan Olaiz, Arnaldo Díaz, Julio González
Maíz, Florentino Morales y Samuel Feijóo, los consulados de varios países como
ninguna otra ciudad del 'interior', el Comité de Instituciones de Cienfuegos
-único en su clase- y, finalmente, el 5 de Septiembre, que nos llevó a ser la
primera ciudad libre de América Latina, al menos por un día. ¡Maravilloso
cóctel, primer crisol de nuestra cubanía!".
Los hermanos Novo son los
cronistas musicales de la ciudad, por más de 20 años le han cantado a los
sitios comunes, a la gente que camina por sus calles y que de tanto desandarlas
se han convertido en patrimonio de ella. Los Novo captan en sus canciones sobre
Cienfuegos -más de 40- la esencia de la cienfuegueridad y Entre brisas y olas
se nutren de ese sentimiento que más tarde llevan al pentagrama.
Yo soy, yo soy, yo soy
cubano de Cienfuegos, yo soy
Aquí tengo mi lugar
.... mi montaña y mi bahía
mi sol, mi río y mi mar
el Prado y el Bulevar
y el barrio donde nací
... para decir lo que siento
al saber que soy de aquí, de
Cienfuegos
No sólo en la música los
sureños son reconocidos y aportan al patrimonio cultural de la provincia.
"En el mundo de las artes plásticas también hemos logrado tener un espacio
y hacernos sentir. Nuestro orgullo es sano. Amamos a Cienfuegos y ha sido pintada
en muchas oportunidades. Aunque debemos cuidarla más y mantenerla limpia",
afirma José de Jesús Montebravo, artista plástico.
A los transeúntes que
visitan la ciudad se les oye decir que aquí todavía vive el espíritu de los
antepasados. También suelen aparecer discusiones constantes entre los oriundos
y los que se empeñan en manchar la imagen de la ciudad. De esas polémicas
saltan expresiones como: "Somos los occidentales de la región central.
Estamos marcados por la elegancia y el modo peculiar de comunicarnos. Tenemos
muchas historias que contar", afirman sureños.
Y es que para los que nacen
en está región de la Isla,
identificarse como cienfueguero no es algo casual. "Decimos que Cienfuegos
es un regalo de los dioses, porque solamente los dioses de la mitología
concibieron una ciudad como la nuestra", manifiesta Irán Millán.
Entonces brindémosle desde
esta tierra prodigiosa, al decir de muchos, una cultura renovadora, pero desde
lo cienfueguero, sin perder la esencia patrimonial. Porque no queremos que
nuestra ciudad sea otra.
Nota: Trabajo en coautoría con Zulariam Pérez Martí.
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