Un
desafortunado comentario en Facebook, red social que los cubanos descubren en
tiempos de wi-fi y modernidad tecnológica, me dio el pie para traer a colación
a la bandera cubana. Alguien se fotografío, orgullosa, con la enseña nacional
como fondo y saltaron, no como liebres sino como sapos, sujetos que politizaban
el post. Desafortunados comentarios que “criticaban” el hecho. Y es que muchos
confunden, con solo cruzar el océano, dignidad, idiosincrasia, pertenencia…
Quizá
toda la culpa no la tenga aquel que no cree su bandera es símbolo, y que
Patria, terruño y cuna, se cambian tal como se adquiere una ciudadanía. La
culpa podría rondar lo absurdo de tiempos ha, cuando emigrar era sinónimo de
traición. Pero es preciso no mezclar ni confundir, siempre seremos cubanos a
pesar de las malditas circunstancias y las coyunturas económicas.
Por
otro lado, vemos cuánto extrañan a Cuba, los muchos que viven en otras
latitudes, y se expresan con amor, porque cuando no están en ella, en esta
Isla en forma de caimán, se la inventan de mil maneras.