La muerte, siempre tan absurda, viene con su
manto negro y su grisura a transformar los días en plegarias. Esta mañana, una
que prometía ser soleada, se nubló de repente tras la noticia de que Andrés
Cruces Lozano había fallecido cuando el día recién comenzaba. Este pintor naif,
incansable trabajador de la
Salud, cienfueguero ilustre, amigo… ya no desandará más las
calles de su querido Cienfuegos.
Duele la mala noticia. Hace muy poco pasó por
la Redacción
del Periódico a planificar una expo de pintura. Subimos al local, conversamos
con los periodistas, soñamos con llenar aquellas paredes desnudas con sus
propios sueños de la Plástica;
y más tarde “arreglamos el mundo” alrededor de una taza de café. Ahora pienso
en aquella plática y resulta como si hubiese venido a despedirse.
Andresito no estará, pero pondremos sus
cuadros donde mismo él lo pensó, y es una promesa, porque a este soñador
perenne deberemos rendirle el tributo que él merece, la concreción de la obra
humana. Descansa en paz Andresito.