jueves, 14 de noviembre de 2013

Balance




  Acabo de incorporarme al trabajo. Terminé un diplomado en Administración Pública, al que confieso marché con toda mi inmensa voluntad rendida. Estaba tensa, con la cascarrabia que se me desborda en su clímax, pero al cabo, no tengo más que agradecer a quienes allí me enviaron. Me hube de “fajar” con los números, los estados financieros, el derecho administrativo, los temas de auditoría y contraloría, control interno, en fin, con un montón de asuntos que han llenado mi jolongo de conocimientos. Este fue nuestro discurso de graduación, se los dejo acá, porque es un balance de un tiempo necesario:




D I S C U R S O

  Pareciere que fue ayer 9 de septiembre, cuando muchos de nosotros llegamos escépticos a este Diplomado. Nos costaba trasladarnos hasta este casi recóndito lugar, dejar nuestras rutinas cotidianas, y por qué no, separarnos del buró y romper nexos que hasta el día antes parecían irrompibles. Pero han transcurrido dos meses exactos y ahora, en este punto, nos resulta difícil dejar atrás el grupo, los compañeros nuevos y hasta esa silla incómoda que se nos dibujó en el cuerpo en jornadas que parecían interminables.
 No somos los mismos de entonces, del comienzo, de los días primeros. Acá, además de amigos y camaradas nuevos, hemos creado relaciones de trabajo sólidas, y hasta resuelto entuertos que no habrían resultado sin la comunicación. Marchamos a cada uno de nuestros puestos de labor, con un portafolio cargado de herramientas nuevas y otras viejas, pero reparadas y puestas a punto con el uso de los conocimientos de los cuales nos hemos pertrechado.
  Por ello, y por muchas razones, seremos distintos, quizá más eficientes, austeros, resolutivos... A partir de ahora, los problemas serán más simples y menos imposibles; los planes serán mejor elaborados, los presupuestos más planificados, las cuentas cobradas y pagadas en tiempo, los estados financieros dejarán de asustarnos con sus cifras; y el control interno, lejos de  intimidarnos, pasará a ser como el ABC y la fusta diplomática que nos permitirá acostarnos cada noche sin preocupaciones e inquietudes.
  No nos queda más que agradecer por las enseñanzas, por la paciencia de los profesores y comprometernos a usar todo cuanto aprendimos en bien del desarrollo y el progreso, para que esta Isla que es nuestra Cuba, transite aguas tranquilas, moviendo el timón de la economía y la sociedad, sin torcer nunca el rumbo.

Muchas Gracias!