Una
joven, demasiado imberbe diría yo para estar entre un gremio de campesinos,
pide la palabra en el Pleno de ANAP, y habla como si hubiese vivido el triple
de los 22 años que tiene. Se expresa con madurez, con el ímpetu de su tiempo y
por la carita me sigue pareciendo que es una adolescente. Pero cuán equivocada
estoy.
Termina
la reunión, una que se ha extendido más de lo que debe durar una cita de hombres
acostumbrados la lidia cotidiana con el surco, las semillas, los animales… la
busco entre la multitud y le pido sentarnos a conversar. Alta, delgada,
arreglada como para un día de fiesta. Se trata de Delia Rosa Espino Ramos,
tiene 22 años, es la presidenta de la Organización de base de la
Cooperativa de Créditos y Servicios
Antonio Maceo, y tiene un hijo pequeño de 4 años.