viernes, 29 de junio de 2012

Omar de Cienfuegos

Ningún transeúnte de la ciudad de Cienfuegos recuerda cuando Omar traspasó el límite de la cordura y la demencia. Un buen día lo vimos instalarse en el céntrico Boulevard de la calle San Fernando, descalzo y hablando de sus amores, calle arriba y calle abajo, sin reparar en el mar de pueblo que se le cruza.

  Fefita, Reglita, Maité, Yeyita, Catalina… se cuentan entre sus musas y aunque algunas palabras obscenas se le escapan, no ofende ni molesta a los que desandan la populosa arteria. Sin demeritar al Benny Moré, Villa Soberón encontraría un modelo para esculpir, porque Omar es parte de esta ciudad, como una vez lo fuera Pascual, para las generaciones que le recuerdan.

De cómo Ángela volvió a caminar


A los 75 años Ángela había perdido la esperanza de volver a caminar. El sillón y la cama habían limitado su existencia cuando todavía tenía deseos, fuerza y capacidad para ser y sentirse útil. A un rincón de la casa fue a parar su máquina de coser. La Singer de tantos apuros estaba oxidada como su rodilla derecha, resultante de una artritis. Ya antes, una caída le provocó una fractura y de ese lance hoy la pierna izquierda esta fija por artrodesis.
  Pero Elita, como le conocen sus íntimos, es una mujer de estirpe, de esas que no se dejan vencer por la adversidad, y hasta la capital fue a parar cuando supo que con una prótesis total de rodilla podría recuperar la movilidad. Este servicio era para entonces, exclusivo del Instituto de Ortopedia y Traumatología Frank País.
  Y como suele pasar a las personas persistentes, obtienen al final lo que auieren, Ángela González Suárez no tuvo que ir a La Habana a por su rodilla nueva.

viernes, 15 de junio de 2012

ANTONIO CASTRO SOTO DE VALLE Cienfuegos es una ciudad que enamora..., pero Cuba es todo

Por Zulariam Pérez y Magalys Chaviano

A punto de comenzar el juego de béisbol entre ortopédicos de todo el orbe, reunidos en el Congreso Internacional Ortopedia 2008, aquí en Cienfuegos, el Dr. Antonio Castro Soto de Valle envía el primer lanzamiento. Viste su habitual ropa deportiva, además, guarda en uno de sus bolsillos un oloroso puro, símbolo de rellolla cubanía.
Lejos de los grandes escenarios beisboleros, donde la mayoría de los aficionados lo han visto gritar a favor de los nuestros, Tony, dice estar en condiciones de comenzar la primera entrada del encuentro.
"Cienfuegos es una ciudad por la que siento un cariño especial. Nos ha acogido en este Congreso Internacional de Ortopedia 2008 con un entusiasmo increíble. Somos una Isla y el sentimiento de todo isleño va ligado al mar, no podemos separarnos de él. Yo he venido en otras oportunidades a la urbe y me place mucho, además de tener una excepcional historia. Cada vez que regreso percibo cambios o algo nuevo que te hace enamorarte de ella. Impresiona por la limpieza, la educación de sus pobladores…
"Todas las capitales del mundo viven a un ritmo muy acelerado. Entonces llegar a una ciudad tranquila y encantadora como ésta resulta algo excepcional. Eso le permite a uno bajar la carga del día y sosegarse.

miércoles, 13 de junio de 2012

Patria gemela de hombres bravos



Dos nacimientos en idéntico día, 14 de junio. Período caluroso y de lluvias, vio nacer, en cunas diferentes, a dos grandes hombres de pensamiento y acción. Uno musculoso y erguido, titán, fuerte y duro, patriota. ¿El otro? De respiración entrecortada por el asma, pero igual de fuerte, hermético, valiente, patriota... Y ese es el denominador común entre Antonio Maceo y Grajales y Ernesto Guevara de la Serna, el Che: la Patria.
  Pareciere que era Maceo inmortal y las balas no hacer mella en su piel dura y dorada, de mulato cubanísimo, pero una, aquella, española, terminó sus días de guerrero, y fue en combate, al lado de los suyos y con su Panchito Gómez Toro, que abandonara la lucha solo después de la muerte, para quedar tendido al pie de su caballo.
  En cambio Che, tras recorrer bosques, páramos y montañas; con frío, hambre y un par de zapatillas de trapo por zapatos, con los pies helados y heridos por las espinas, traicionado y olvidado por gente secularmente fiel a sus explotadores, abandonó la vida tras unos disparos cobardes.
  La humanidad toda se hincó de rodillas en señal de respeto, aun cuando casi un siglo separaba las fechas y las ponía en entornos diferentes, pero iguales contextos. Y aunque habían venido en el sexto mes a la vida, y no alcanzaron a compartir el caballo o la trinchera, fueron hermanos de causa y camino, sin temor al enemigo para edificar el mañana, que llegaba tras sus muertes, con la estela gloriosa de dos grandes, héroes, hombres bravos de Patria gemela.

VIAJAR HASTA LA ESENCIA DE UNOS ZAPATOS

  Hace unos años descubrí en el ciberespacio este par de zapatos singulares. Una suerte de zapatillas usadas por los bolivianos pobres de un área rural de ese país, llenó mis ojos de asombro y me colmó de dolor. Eran los zapatos que llevaba Ernesto Guevara de la Serna, mi Che, el de muchos, al momento de ser asesinado. Incluso la foto que recorre algunos sitios digitales, precisan las fuentes, fue tomada cuando ya su cuerpo estaba inerte.
  Y es que la campaña de descrédito tejida hoy en el mundo en torno a la figura del hombre símbolo, queda sin argumentos ante una imagen tan desgarradora como esta. ¿Cómo pudo andar en terreno inhóspito e irregular con semejantes zapatillas, expuesto al frío, al agua…? Y así sucedió, sin quejas, sin lamentos, con los pies deshechos fue asesinado. Siento una vergüenza enorme de mirar la larga fila de zapatos en mi closet, algunos tan exclusivos y particulares que no usaré, por el Che o para quemar mis vergüenzas. ¿Nadie por aquellos lares pudo regalar unas botas a este hombre legendario? Duele, lastima y avergüenza. Como te mataron vivo Che, como no te querían. Después de esos zapatos, de retratarlos y pensarlos, nunca volví a ser la misma y me alegra, me alegra saber que puedo sentir y llorar por el Che, porque también es mi brújula para no trocar el camino.