martes, 29 de noviembre de 2016

A Fidel debemos seguirlo con fuerza para que no muera

 
Llego a casa de Regino Rodríguez Hernández por un laberíntico pasillo, una especie de ciudadela familiar donde conviven varios de los parientes más cercanos de este campesino devenido científico, prueba viviente de la certeza de una fórmula: tierra + esfuerzo = frutos. Acudimos a dialogar con el hombre consternado por la pérdida de alguien con quien forjara una entrañable amistad en los últimos años: Fidel Castro.
Cuando muchos creían al Comandante leyendo las noticias o escribiendo sus memorias, lejos estaban de imaginar que se había convertido en ganadero, agricultor y hasta investigador sobre temas de agroecología, encontrando fórmulas para el más acuciante problema de la nación cubana de hoy: la alimentación.

Santiago de Cuba: cuna y refugio



 
La tarde del 26 de noviembre me sorprendió en Santiago de Cuba. Llovía después de muchas fechas, y a no pocos el hecho se nos antojó como si la Naturaleza llorara la noticia aún fresca de la pérdida de ese grande que fuera Fidel Castro Ruz, líder, estadista, hombre comprometido hasta su último aliento.
Parecía otra la ciudad. El Santiago indómito, rebelde, siempre hospitalario y bullicioso, había amanecido en silencio, y todavía a esa hora perduraba la quietud. Me dicen que la comparecencia de Raúl, dando a conocer el fallecimiento del Comandante en Jefe, sorprendió a los santiagueros al final de la noche, y en la madrugada ya pocos dormían. La Ciudad Heroína sufrió de insomnio general, multiplicado, y cuando el sol salió, la encontró vestida de pueblo en luto.

sábado, 5 de noviembre de 2016

La Maravillosa: refugio en verde

 
Hace diez años atrás, cuando en un domingo de cita familiar mi padre dijo en casa que se jubilaría, todos nos miramos de la misma manera: con asombro. Porque él es un hombre hiperactivo, ¿cómo se sentiría las 24 horas del día en un apartamento pequeño? Pero en verdad estaba cansado, y la diabetes había hecho mella en su salud. Era hora de dejar los horarios y la lucha cotidiana, y hasta de inyectarse la insulina con premura.
Pero cuan equivocados estábamos. Antes del inesperado anuncio paterno mi madre, una profesora también jubilada, había adquirido un pedazo de tierra en usufructo, unos 7 cordeles, en un solar por sobre el cual cruza una línea de cables de alta tensión y donde ya ella había plantados algunos árboles frutales, especias y flores.

jueves, 3 de noviembre de 2016

El Rey del plátano



 
En todo Juraguá no hay quien le conozca más al cultivo del plátano que el viejo Reymundo Purón Rodríguez. Qué va, él le sabe un mundo al asunto. Habla poco, pero tan poco, que tengo que utilizar la técnica de la “cuchara”, como le decimos en el oficio, porque no hay manera. A ratos asiente o niega con la cabeza; y hay momentos en los que una sonrisa tímida se le dibuja en la cara, tiene ojos tristes y una cara surcada de arrugas y señales de que es un hombre de trabajo.

 “Yo soy fundador del Plan Juraguá, como se le conocía en aquel entonces, allá por 1967”. Y lleva razón Reymundo, por una idea de Arnaldo Milián Castro, entonces secretario del Partido en la región central, se creó primero el Plan Juraguá, y más tarde, allá por 1976 se convirtió en la Empresa de Cultivos Varios.