jueves, 10 de mayo de 2012

Oficio a pura voluntad


  Es la una de la madrugada y llegamos mi madre y yo a casa de Miriam, mi vecina enfermera, que puede tener dos y hasta cuatro apellidos, pero no hacen falta para conocer que es sencillamente ella, una mujer humana y cálida, capaz de dejar la cama sin reparos para poner una inyección.
  Gratitud merecen todos aquellos que enarbolan el oficio de Florence Nightingale, no como fuente de ingresos, sino como vocación de servicio, tierna y dura al mismo tiempo.
  Cada 12 de mayo, día cuando se recuerda a la precursora de la enfermería moderna, debiera ser, además, jornada por la conciencia, porque no basta un homenaje o reverencia ante los hombres y mujeres que cuidan de nosotros; es preciso reconocerles en grande.
  Allá, dondequiera que estén, allende los mares, lejos de los suyos, como mi vecina Miriam, ahora de misión en Venezuela; aquí, con nosotros y esta enorme cotidianidad sobre los hombros, continúan siendo eso que los distingue: sanadores anónimos, veladores del sueño ajeno, entregados a un oficio que es voluntad. ¡Enhorabuena!

jueves, 3 de mayo de 2012

Silvio le canta a la gente de barrio




  El pitazo del tren, un barrio congregado y gente que se llegó hasta La Juanita, en Cienfuegos, hicieron un Claro de Luna para celebrar con Silvio Rodríguez los 30 años de vida artística de los hermanos Novo, esos trovadores nuestros, parte de esta ciudad marinera, quienes le han escrito canciones trocadas en crónicas a la Perla del Sur.
  Y sí, ratificaron eso, que son cubanos de Cienfuegos, entre Brisas y olas, sentados con los viejitos de su parque. Y como para que la tradición siga en pie, subió el escenario improvisado en medio de la calle de Santa Cruz, Gabriel Novo, el benjamín de la familia, quien ejecutara, a “guitarra limpia”, un Vals Latinoamericano, El pica pica. También vino al concierto, Lázaro García, trovador infaltable.
  Silvio estuvo soberbio, nos hizo pasear por un repertorio antológico, que sacó a la gente de las casas, y poco a poco fueron colmando el lugar hasta un lleno total, para terminar interpretando el clásico Ojalá, a coro con los vecinos de La Juanita, y hasta de un poco más allá. Pero no fue suficiente, el coro de ¡Silvio!, ¡Silvio!, le hizo retomar la guitarra cuando ya se despedía y entonar una última pieza.
  Se hizo acompañar, como viene siendo costumbre, de los muchachos de Trovarroco y la flautista Niurka González, quien le imprime un tono melódico a esas letras que conocemos de memoria de tanto manosearlas en los oídos, que van desde el amor al compromiso.
  En verdad fue una noche memorable, ¡Silvio Rodríguez en Cienfuegos!, incluso en medio de los play off de la pelota cubana, en un juego contra Industriales, su público le rindió culto, porque hacerlo es como volver a vivir, soñar y amar.

CON INTELECTUALES CIENFUEGUEROS

  El cantautor cubano y uno de los máximos exponentes del Movimiento de la Nueva Trova, que ya cumple 40 años, compartió con intelectuales de esta ciudad. Llegó puntual, y comenzó la charla sobre la génesis de aquella gira por las cárceles del país.
  Según recordó, la idea surgió en medio de los debates de una Asamblea Nacional del Parlamento cubano en su calidad de diputado, encuentros que rememoró como una retroalimentación con personas necesitadas de vincularse a la cultura, sin importar las sanciones que cumplieran. "No solo hubo trova en aquellas citas, sino pluralidad de arte, porque participaron escritores, poetas, pintores y músicos invitados, así como talento artístico devenido de las propias prisiones. Se pintaron murales, donaron libros y obras plásticas a las penitenciarías".
  El trovador contó a los perlasureños la anécdota de cómo surgieron en la capital los conciertos en los barrios, que por vez primera, en Cienfuegos, trascienden a otras provincias. "Un oficial de Prevención del asentamiento La Corbata, que durante las giras por las prisiones trabajara en uno de esos centros, tocó un día a mi puerta, recabando ayuda para reinsertar a la sociedad, mediante mi música, a sus pobladores, y así comenzamos los conciertos.
  "Estos de Cienfuegos han sido los primeros fuera de La Habana, por invitación de los hermanos Novo y por sus 30 años de vida artística, pero pensamos desarrollarlos en Santiago de Cuba; en el barrio de Maikel -El Condado, de Santa Clara-, tresero de Trovarroco, grupo que le acompaña, una barriada de tradición y folclor; y en Matanzas, tierra de Los Muñequitos (institución ícono de la cultura cubana), e invitarlos a ellos a cantar con nosotros", dio a conocer Silvio en el encuentro.
  A una pregunta de los presentes sobre la celebración este 2012 de los 40 años del Movimiento de la Nueva Trova cubana, Silvio acotó: "Lo que celebramos es la oficialización del Movimiento, porque este existía desde cinco años atrás, en 1967, que por acuerdo de la Unión de Jóvenes Comunistas, decidieron entonces, en 1972, organizarnos, lo cual permitió conocernos, intercambiar ideas y canciones, realizar festivales y realzar a la trova como una de las instancias culturales más hermosas y auténticas de nuestro país. Esa me parece que ha sido la trascendencia principal de lo que fue la Nueva Trova".
  Sobre la experiencia de compartir el concierto de La Juanita abundó: "Nos sentimos maravillosamente bien, muy bien; una de las cosas lindas de esta experiencia en los barrios es que la gente lo agradece mucho, y Cienfuegos no estuvo por debajo, en lo absoluto, de otros. Yo te diría que fue tremenda la presencia y el entusiasmo. Lógicamente, para quien hace un arte escénico la receptividad es lo que nos llena el corazón y nos hace sentir bien".
  Así, los Jardines de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) en la Perla del Sur, se prestigiaron con la presencia de Silvio y quedaron con el halo místico del cantautor en sus predios, quien estuvo allí, amable y dispuesto para con la gente de la Linda Ciudad del Mar. Ojalá tengamos segundas citas con el artista que le ha cantado a tantas generaciones.

UN PÚBLICO DE REINAS Y REYES

  Gladys Castellón Fernández, vecina de la barriada de Reina, en Cienfuegos, no se perdió el acontecimiento del domingo, ¡Silvio Rodríguez cantándole a los pobladores del lugar! Hasta la tribuna llegó con su bastón, en bata de casa, y fue saludada por el cantautor, quien calificara de reinas y reyes a su público de la noche.
  "He hecho un pacto para que cese la lluvia", dijo, y se hizo la magia para que el concierto fuera un gozo de gente de pueblo. Los hermanos Novo; Lázaro García, fundador del Movimiento de la Nueva Trova que arribó este año a los 50 de vida artística; Mandy Álvarez, el médico que hace música; y hasta el Kíkiri de Cisneros, hicieron del espectáculo una cienfueguerísima cantata.
  Un repaso por el repertorio clásico de Silvio, sacó notas a los espectadores, que entonaron con él, Unicornio, La Rabia y Óleo de una mujer con sombrero, entre otras, hasta el clásico Ojalá, ese himno que se ha multiplicado de generación en generación.
  Silvio trajo a Cienfuegos una donación de títulos de la editorial Pablo de la Torriente Brau, del Instituto Cubano del Libro y de los estudios Ojalá, como viene siendo usual en sus conciertos de barrio, porque leer es también hacer cultura.
  Reina ya no contará la historia de barrio de pescadores, sin que su gente recuerde la memorable jornada de domingo compartida con Silvio, con lluvia sí, pero llena de canciones y música. Y mientras pasan la noche encendiendo luceros en el litoral, entonarán Unicornio, como un himno de hermandad.