miércoles, 3 de julio de 2013

¿Regresión a la Conquista? O La soledad de América Latina



  Otra vez la vieja Europa demuestra sus ansias colonizadoras contra la “pequeña” América. Vuelve a las andadas de escudos y espadas, cuando cuatro de sus países: Francia, Portugal, Italia y España, niegan al presidente de Bolivia Evo Morales Ayma, sobrevuele sobre sus territorios. El motivo: supuestamente conducía en el avión al ciudadano norteamericano EduardSnowden, ex agente de la Inteligencia estadounidense, quien filtró secretos sobre espionaje gubernamental.
  ¿Pero es que acaso los presidentes de las naciones no gozan de inmunidad? ¿Este mundo se estará retrotrayendo a la anarquía y el irrespeto? ¿Pueden poner la vida de un presidente latinoamericano en peligro por una simple sospecha? Repaso el discurso de aceptación del premioNobel de Literatura, de Gabriel García Márquez, y confirmo que hay en él una declaración de principios de la América Latina.

  “Tal vez la Europa venerable sería más comprensiva si tratara de vernos en su propio pasado. Si recordara que Londres necesitó 300 años para construir su primera muralla y otros 300 para tener un obispo, que Roma se debatió en las tinieblas de la incertidumbre durante 20 siglos antes de que un rey etrusco la implantara en la historia, y que aún en el siglo XVI los pacíficos suizos de hoy, que nos deleitan con sus quesos mansos y sus relojes impávidos, ensangrentaron a Europa con soldados de fortuna. Aún en el apogeo del Renacimiento, 12 mil lansquenetes a sueldo de los ejércitos imperiales saquearon y devastaron a Roma, y pasaron a cuchillo a ocho mil de sus habitantes (…)”.
  EE.UU. se ha quedado al desnudo con las revelaciones de Snowden y de WikiLeaks y eso lo trae enojado, demasiado. Porque ellos, que se creen los dueños del mundo, porque otros se inclinan ante su cetro imperial, como es el caso de estos cuatro países europeos, no conciben ser desacreditados. ¿Cómo van a decir que espían al mundo entero sin remilgos? ¿Quién dijo eso, si ellos se la pasan haciendo listas de países que apoyan el terrorismo, acusando de violar derechos, invadiendo aquí, allá y acullá? Están muy enojados con Assange y con muchos más y quién le ofrezca asilo o supuestamente lo intenten, puede pagarlo hasta con la vida.
  Un lenguaje de prepotencia y superioridad que se traspola hasta los medios de comunicación, quienes ponen en tinta fresca, y esto es el colmo, que el discurso de Venezuela y Bolivia es retórico. ¿Tendremos que escuchar  tamaña ironía? Al parecer la filosofía de “hagan lo que digo y no lo que hago” esta es la máxima de la política exterior estadounidense, los amos, quienes dictan a sus discípulos europeos conductas y viejos métodos de la guerra fría.
   Durante 12 largas y frías horas el presidente indio Evo Morales Ayma, debió permanecer en Viena, ante la negativa de sobrevolar una parte del territorio europeo, en su ruta de regreso a casa tras un encuentro en Rusia de países exportadores de gas. ¿Será que EE. UU. está enojado por no resultar invitado a la cita? ¿O es que aún le duele la reciente cumbre de PetroCaribe en Nicaragua? Quizá este sea el precio que debe pagar Latinoamérica por excluir al dueño del mundo de sus reuniones regionales.
  Mientras, no debemos aceptar los latinoamericanos la prepotencia eropea o desde el Norte, como lo expresó García Márquez en su discurso ante la Academia Sueca del Nobel, “América Latina no quiere ni tiene por qué ser un alfil sin albedrío, ni tiene nada de quimérico que sus designios de independencia y originalidad se conviertan en una aspiración occidental (…).
  “¿Por qué la originalidad que se nos admite sin reservas en la literatura se nos niega con toda clase de suspicacias en nuestras tentativas tan difíciles de cambio social? ¿Por qué pensar que la justicia social que los europeos de avanzada tratan de imponer en sus países no puede ser también un objetivo latinoamericano con métodos distintos en condiciones diferentes? No: la violencia y el dolor desmesurados de nuestra historia son el resultado de injusticias seculares y amarguras sin cuento, y no una confabulación urdida a 3 mil leguas de nuestra casa. Pero muchos dirigentes y pensadores europeos lo han creído, con el infantilismo de los abuelos que olvidaron las locuras fructíferas de su juventud, como si no fuera posible otro destino que vivir a merced de los dos grandes dueños del mundo. Este es, amigos, el tamaño de nuestra soledad (…)”.
  El drama latinoamericano en lo político, social y económico sigue vigente. La vieja Europa continúa viéndonos como seres inferiores en un mundo en el que la palabra RESPETO pierde contenido semántico y mientras, a pesar de separarnos tantísimos años de civilización, seguimos negándonos al dominio y preferimos la soledad a la conquista.

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