lunes, 24 de octubre de 2011

Absurda manía

Cuba sabe de memoria, porque lo conoce bien, qué es un bloqueo económico, político y financiero. Porque para esta Isla navegar por aguas tranquilas, ha debido atravesar mares y océanos turbulentos. Octubre, precisamente, nos recuerda muchos de los sucesos relacionados con esta especie de virus que nos impide crecer, en lo económico y social. El décimo mes del año duele de muchas maneras a este pueblo.
  Para algunos, la palabra bloqueo les suena a justificación y hasta arguyen que tenemos uno, sí, pero a lo interno. Sin embargo, apartados del cliché, existe, lo palpamos y coarta muchos de los proyectos que en bien del desarrollo emprendemos.
  Todo comenzó un mes después del triunfo de la Revolución, cuando resultara denegado un pequeño crédito que solicitaba el Banco cubano. Los “barbudos” habían bajado recién de la Sierra y corrían peligro las compañías norteamericanas radicadas en la isla, síntomas prematuros de que no seguiríamos siendo el traspatio del Norte y resultaba prioridad la defensa de los intereses populares.
  Después, la historia es larga, de más de medio siglo.
  Los habitantes de esta Isla saben que EE.UU. ha tenido entre sus propósitos mandar y disponer en Cuba, ansias que incluso les hizo pensar anexarla al territorio norteamericano, y ese es el verdadero intríngulis del asunto. Lo que cavilaron y resultó una política de fruta madura, se tornó verde y eso contradijo a los dueños del mundo, acostumbrados a salirse, siempre o casi siempre, con la suya.
  Hoy, después de tantos años, cuando ya hemos aprendido a sortear las dificultades y a gastar el doble para obtener un medicamento, por solo mencionar una de las aristas, el bloqueo resulta condenado, una vez más ante la Organización de las Naciones Unidas.
 Y mientras, cuando dirigimos una mirada escrutadora a lo interno y tratamos de resolver nuestros asuntos a nuestra manera y con nuestras propias fuerzas, continúa pendiendo sobre Cuba, como una espada de Damócles, el maldito bloqueo.
  Por ello y por muchas razones, que tienen que ver con la esencia misma del proceso social, no aceptaremos reticencias ni malas interpretaciones a lo planteado por Raúl Castro durante el Congreso del Partido, cuando expresó: “Estamos convencidos de que el principal enemigo que enfrentamos y enfrentaremos serán nuestras propias deficiencias y que por tanto, una tarea de tamaña dimensión para el futuro de la nación, no podrá admitir improvisaciones ni apresuramientos”, refiriéndose a la aplicación del modelo económico, descrito en los Lineamientos de la política económica y social.
  De modo que no podemos permitir un bloqueo interno, eso sería cejar en los propósitos de aquella Revolución nueva de 1959, que intranquilizó a Estados Unidos, al mandarles de vuelta a la Unit Fruit Company, a la ESSON y a muchas de sus “fincas” asentadas en nuestros predios y que en su absurda manía de gobernar el mundo, no nos perdonan el estar aquí, anclados, sorteando mares turbulentos.

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