jueves, 29 de octubre de 2015

Y el guateque fue mujer






Tres mujeres, tres generaciones distintas a quienes mueve un mismo objetivo: el campo. Casi parecería una utopía en tiempos en los que las migraciones humanas se trasladan a las ciudades y dejan el trabajo duro en el medio rural. Sin embargo, ahí está María Caridad Machado Oviedo, una auténtica vaquera, que tras la muerte del esposo y con la ayuda de su hijo, mantiene su ganado y está afiliada a la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Orestes Jiménez.
“Tengo unos 40 animales, ya hace más de 12 años que me ocupo de estos menesteres, ahora estoy entregando unos 18 litros de leche, a pesar de la sequía y de que las tierras para la alimentación del ganado no son buenas. Me gustaría poder mejorar la masa vacuna, tener una mejor alimentación, para así incrementar la producción de leche, tan necesaria para la economía, y por supuesto, para la familiar en particular. Tengo dos hijos y una especie de sociedad familiar para el trabajo”.




Idileydy Martínez Márquez no ha soltado el arique, como decimos en buen cubano, con sus apenas 21 años rehúye de la cámara y la grabadora como si la pretendieran morder, pero esta muchachita es parte de las 28 mujeres de la “Orestes Jiménez” y su trabajo es tan importante como ordeñar una vaca.
“Yo trabajo en las oficinas, llevo las estadísticas” y lo dice con total naturalidad, sin apenas notar que su labor es también imprescindible, allí, donde no solo importan las vacas, los terneros, añojos o toros de ceba; ni la tierra dura que cuesta hacer parir, aunque ese mismo día estuviera blanda, fresca y enfangada, porque desde la madrugada había estado lloviendo por aquellos lares de “Las Medidas”. Idileidy con sus números puede hacer mucho y alertar cuando la flecha va en negativo.



De por allá de “La Flora” una finca que es prosperidad y en la cual está la mano femenina, llega Estrella Lleo Ramos, con un pelo rubio y unos ojos claros inmensos que nadie imagina ella es una campesina criolla. Y venía de caché, se puso las mejores ropas, porque en aquel guateque de mujer rural, le entregaron un premio, el de la Creatividad a la mujer en el medio rural.
“Es que yo desde que nací vivo y trabajo en el campo, allí formé mi propia familia, han crecido los hijos. Yo estoy en pie desde las 3:00 de la mañana cada día, rompo haciendo el café y de ahí para el ordeño, hasta recolectar unos 100 litros diarios, extraídos a unas 14 vacas de ordeño que tengo en estos momentos. También unos 20 toros de ceba. Claro, mi esposo y toda la familia trabaja en ‘La Flora’, somos uno a la hora de repartir el trabajo”.
Cienfuegos cuenta con 3 mil 234 mujeres pertenecientes a la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), cifra que representa un 17,7 por ciento de las asociadas a la organización y aunque el número no es alto, se muestra superior a la media nacional. Una cifra representativa del empoderamiento de la mujer campesina muestra en el último año la incorporación de unas mil mujeres a la ANAP.
Rodas y Lajas destacan como los territorios de mayor cantidad de féminas agrupadas; mientras que como promedio, las CCS y Cooperativa de Producción Agropecuaria (CPA) tienen un por ciento de 23 mujeres.
El guateque fue en Las Medidas, un batey rural cercano a la Autopista Nacional en territorio de Cienfuegos; están lindas, y aunque alguien en un improvisado y sexista discurso mencionó los años, cada arruga o huella de sol y sudor en las caras de aquellas mujeres, es como una señal a la vida, al futuro, porque ese día el guateque fue mujer hecha surco. ¿En quienes si no confiar la semilla, esa que brota de la tierra buscando el sol?

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