El Hospital
de Cienfuegos cumplía 25 años de fundado y se había preparado una fiesta para
la celebración. Recuerdo la campaña liberada a propósito de la efeméride, porque no se trataba de una institución
cualquiera sino de una especial para los cienfuegueros. Era el 23 de mayo de
2004, cuando me dijeron que iría a la cobertura del acto y que estaría Fidel
Castro. Puedo confesar, a la altura de los años, que quedé petrificada, dejaban
pendiente para el cierre de la edición casi tres páginas completas.
Nada asusta
más a un periodista de la prensa escrita que tener la noticia del cierre, y
tratándose de Fidel, la preocupación de no hacerlo bien, aumentaba. El acto
sería en la tarde, pero ya al mediodía estábamos, Juan Carlos Dorado, fotógrafo, y yo, en el Banco de Sangre, donde
se chequearía la técnica, entiéndase revisión de los medios que portaríamos y
portaba todo el que participaba en la organización del acto.
Mi vida está
llena de emociones, compartidas entre mis dos profesiones, traductora y luego
periodista; y además, entre un montón de experiencias personales y familiares;
pero ese día jamás lo olvidaré. Primero, por la confianza demostrada por mi
medio de prensa; y segundo, porque estar allí, tan cerca de ese inmenso hombre,
con una grabadora, una agenda, el bolígrafo… me confirmó que ya era periodista,
aun cuando no poseía el título académico.
Llegó puntual,
lo recibieron las autoridades locales del Partido y el Gobierno, del Hospital y
de inmediato recorrieron algunas de las áreas del Centro de Emergencias Médicas
y escuchó del Dr. Omar Rojas Santana, sobre la aplicación allí del código de
colores, el lobby… El acto comenzó a las 6:00 de la tarde, una que prometía ser
lluviosa, y cayeron algunas gotas, pero nadie se movió de sus asientos. Un
breve acto cultural y a seguidas el discurso. “Lo más bello que tiene este
Hospital es su historia de 25 años”, sentenciaba. Fue un discurso largo, rico
en información a la población, esa que queremos escuchar de quienes tienen en
sus manos el destino del pueblo, hasta sobre el precio del petróleo en el
Mercado Mundial habló ese día.
Fidel elogió
a Cienfuegos esa tarde, a la secretaria del Partido Lazara Mercedes López Acea,
y ese detalle particular no lo olvido, porque en una foto en que aparecen
ambos, colocamos un pie de foto con las palabras textuales del líder a su lado,
la hizo sentir molesta, como que no era necesario, por modestia, lo supe en un
comentario posterior. Pero los elogios mayores fueron para el Hospital de esta
ciudad, por eso, cada vez que camino por sus pasillos, voy a consulta o
simplemente a hacer trabajos periodísticos allí, soy crítica, porque esa es una
institución creada, soñada y concretada por mucha gente valiosa, a la que es
preciso respetar, amar y cuidar.
Al terminar
el acto, ya era noche cerrada, ni la merienda pude comer, estaba tan
emocionada, tenía tanto para escribir y aquellas tres páginas me parecían
insuficientes. Toda la prensa nacional y local partió hacia la Redacción del 5, entonces
ubicada en los altos del Poligráfico, aquello era una locura, los fotógrafos
descargaron sus fotos, trasmitieron; los periodistas redactaron notas, enviaron
a sus redacciones, llamaron por teléfono.
Mientras, yo
estaba petrificada frente a la computadora, y Julio Martínez Molina, mi
entonces jefe de Información, me conminaba a escribir en medio de su operativa
hiperactividad, y yo solo atinaba a decirle: “Es Fidel, esta no es una
cobertura cualquiera”, a lo que él respondía: “Por eso mismo, porque es Fidel
te tienen que salir las palabras con las ráfagas benditas de las palabras del
Comandante”. Y a la larga así salieron, aunque yo no tenía versiones
taquigráficas, solo mis notas y la grabación en un cassete. Al final, disponíamos,
además, de las mejores fotos, pese a los “regaños” de la escolta a Dorado, el
fotógrafo que me ha acompañado tantas veces, y salió algo digno,
periodísticamente hablando, de aquella cobertura de la última visita de Fidel
Castro Ruz a Cienfuegos, la cual se extendió hasta la madrugada, planificando
la construcción del CEAC e intercambiando con las autoridades.
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